Nació en La Rochelle (Manche, Francia) en 1814 y fue ordenado en 1843. En 1851 ingresó en las Misiones extranjeras de París y, un año después, parte hacia China, donde muere en los últimos días de febrero de 1856. Él solo, sin la ayuda de nadie, fundó en KuangSi una comunidad de cristianos que contaba a la hora de su muerte con centenares de fieles. Sus cartas revelan una naturaleza serena y heroica, que esperaba el martirio como la cosa más natural del mundo. Fue numerosas veces de la prisión a su comunidad, y de la comunidad a la prisión, según el humor de los funcionarios locales. Al fin, uno lo hizo encerrar y torturar con el refinamiento reservado a los grandes criminales. A la mañana siguiente, como todavía respiraba, el mandarín lo mandó decapitar y colgar su cabeza de un arbol gigante. Los niños se peleaban para hacerla caer a pedradas hasta que lo consiguieron. Los perros vagabundos la devoraron. se impuso una clausura estricta, de suerte que hubo un momento en el que coexistían tres tipos de ursulinas: las que se quedaban con su familia, las que vivían en comunidad sin votos ni clausura, y las que abrazaban el monacato propiamente dicho, en régimen de rigurosa clausura. Ello no puede hacer olvidar que fue Angela de Mérici quien fundó la primera congregación secular de Europa.
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