Este noble napolitano y famoso abogado se arrepiente de haber hecho triunfar una causa injusta y decide dedicarse a Dios para siempre. Nacido en 1696, se ordena sacerdote y predica el evangelio por toda Italia a pobres y personas de humilde condición, con esta mira funda en 1732 la congregación del Santísimo Redentor, vulgarmente Redentoristas.
El Santo se obligó por voto a no desperdiciar ni un momento de tiempo, y en toda su vida no cometió culpa alguna mortal. Escribió libros piadosos y de gran erudición que le mereció el título de doctor de la Iglesia.
Aceptó el episcopado de Santa Águeda de los Godos, cerca de Nápoles, por imperativo del papa Clemente XII. Trece años mas tarde sería aceptada su renuncia y vuelve a su fundación de religiosos que tanto amaba, donde murió ya anciano de 91 años en 1787. El papa benedictino Pío VII mandó traer a Roma tres dedos de su mano derecha para guardarlos como reliquia insigne del Santo por las admirables obras de teología, ascética y moral religiosa que en vida escribió el obispo y confesor.
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