En tierras de Sigüenza, en el linde Castilla y León, nació este pastor de ovejas, humilde y sencillo. Hijo de Martín Bailón (apellido), y nacido en la Pascua Florida de 1540 (nombre). Durante 10 años estuvo apacentando ganado, obedeciendo a su amo. Por fin, un día dejó su tierra y se dirigió al reino de Valencia, mendigando el pan y durmiendo al raso.
Llegó a Montfort donde había un convento franciscano dedicado a nuestra Señora de Loreto. Llegó, pero no se atrevió a entrar. Cuatro años estuvo de espera, haciendo su oficio de pastor de ovejas. Por fin, cuando tenía 25 años, los frailes de Loreto le dieron el hábito franciscano.
Trabajó en todos los oficios: portero, hortelano, cocinero, repostero. A pesar de su humildad, era requerido en todos los conventos de España: Valencia, Elche, Játiva, Loreto, Almansa, Jerez.
El pobre más miserable de la Tierra no llevaba un vestido peor que él. Con todo su atuendo, recibió un día la encomienda de llevar a París, al General de la Orden, una carta del provincial de Aragón.
Se ha hecho famoso por su devoción a la Eucaristía. Su mayor alegría era permanecer arrodillado ante un sagrario. Nada le contentaba como ayudar a misa. La Adoración Nocturna española le ha nombrado uno de sus patronos.
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