Procedente de noble linaje y educada piadosamente, a la edad de catorce años fue casada con el caballero Ulf, príncipe de Nericia, al que amó profundamente y le dio cuatro hijos y cuatro hijas de las cuales destacó la que más tarde sería santa Catalina de Suecia.
El matrimonio educó a sus vástagos con modestia y disciplina, para evitar tormentas políticas decidieron peregrinar a Santiago de Compostela, por el camino vieron tanta miseria y violencia que a su regreso Ulf se retiró a un monasterio Cisterciense, donde moriría muy poco tiempo después. Brígida procuró acomodar antes a sus hijos y después fundó el monasterio de San Salvador de Wadstena, se olvidó de su rango aristocrático y se dedicó por entero a pobres y enfermos.
En 1344 Europa estaba convulsionada por el cisma de Occidente y decide viajar a Roma, donde con todas sus buenas obras aguantó hasta su muerte, envió cartas a los papas instándolos a abandonar el exilio en Aviñón, peregrinó a Tierra Santa, sus opiniones eran tenidas en cuenta en Roma, donde irradió un fervor especial al final de su vida, escribiendo mensajes evangelizadores a todo el mundo. Moriría santamente el día 23 de julio de 1373 en Roma,
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